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Carlota Salazar Calderón: Sociedad organizada es modernidad, pueblos es pasado

Desde tiempos remotos las luchas políticas y los cambios sociales se han materializado invocando el bienestar del pueblo. Magníficos, elocuentes y conmovedores discursos en los que el pueblo francés confió y cambio al mundo con la revolución francesa, lo propio hicieron nuestros héroes de la independencia de América Latina; sin embargo los únicos beneficiados fueron los burgueses y los godos, respectivamente. Llamados a los pueblos: “…cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente…” (Juan D Perón. Madrid. 1976) o a la “… movilización activa…” (Ernesto Guevara. La Habana. 1967); hoy vemos cómo cada día se contamina y se daña más al medio ambiente y los pueblos son sometidos por la fuerza o por el aparato del estado.

En tiempos modernos líderes y gobernantes siguen apelando al sentimiento de los pueblos “…que sufren…” “…y a sus carencias y necesidades…” apoyados en costosos maketing político, que en base a estudios de opinión que develan lo que la gente: “quiere oír” y con so ganan elecciones gracias a sistemas electorales permeables a los fraudes. Sin detenerse a atender la insatisfacción social por todo lo que es política, políticos, instituciones o democracia, que crece en Latinoamérica como una bola de nieve.

Los pueblos, no tienen expresión política, ni social, porque son una masa amorfa sin organización. Son grupos desarticulados de gente, estadísticas, cantidad, espacio delimitado, nombre, lengua, viviendas y familias, que forman parte de un censo con unos problemas determinados.

Ahora debemos hablar de sociedad en su expresión política con cuerpo, con alma. Con ese espíritu hegeliano que debe ser el motor que inspire el funcionamiento del Estado en sus valores y principios.  La Sociedad no puede seguir siendo un número de habitantes del Estado, a la que se invoca para justificar todas las decisiones de las elites de poder político y económico. A la que se le convoca a grandes asambleas, mítines y a eventos electorales, pocos transparentes y competitivos, para demostrar: fuerza o triunfo, donde no están representadas las minorías.

Los problemas de gobernabilidad y gobernanza de este siglo exigen que los ciudadanos asuman el rol que les corresponde como entes políticos y sociales, y se organicen. Para los fines que le son comunes, tantas organizaciones como objetivos sean necesarios. Redes que actuando por un bien superior: el bien común, que generen capital social.

Una ciudadanía activa empoderada de sus derechos y sus deberes para con un país que clama a gritos atención de su parte. La presión ciudadana no es la que se ejerce solamente en las esquinas protestando, trancando vías o quemando cauchos, no. La presión ciudadana es la que ejerce en forma oganizada a través de las instituciones democráticas, que si no funcionan para la democracia y para el ciudadano, sean los ciudadanos los que las pongan a funcionar. Entonces no podemos seguir hablando de pueblo es hora de la hablar de Sociedad Oganizada.

Carlotasc@gmail – @carlotasalazar

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Categoría: Artículos, Artículos de opinión

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